15 características de la fábula

Tomás Muriel
Tomás Muriel
Filólogo y profesor de español

Una fábula es una composición literaria de corta extensión, con sentido completo y de la que se extrae una moraleja. Suele estar protagonizada por animales u objetos inanimados a los cuales se les otorgan propiedades humanas.

Aunque tuvo su origen en la antigüedad, se trata de un género siempre vigente debido a su carácter didáctico, por lo que es habitual que encontremos una misma fábula reescrita por autores de diferentes épocas.

Veamos cuáles son las características más relevantes de la fábula.

1. Personajes no humanos

Las fábulas suelen estar protagonizadas, sobre todo, por animales. También hay fábulas cuyos personajes son plantas, fenómenos atmosféricos o incluso objetos inanimados. Todos ellos poseen cualidades y atributos humanos, tales como la capacidad de hablar y de razonar y tienen sentimientos. Es decir: los personajes, independiente de si son animales, plantas u objetos, se presentan humanizados.

Los personajes normalmente carecen de nombre propio (se les menciona mediante un nombre común, como su especie). También es habitual que la fábula se titule por el nombre por el que se conoce a los personajes.

Por ejemplo:

  • Una cigarra y una hormiga son los personajes de La cigarra y la hormiga.
  • Una encina y una caña son los personajes de La encina y la caña.

2. Estructura sencilla

En las fábulas no encontramos tramas complicadas ni un exceso de personajes que puedan entorpecer el desarrollo de los acontecimientos. Al contrario, destaca la sencillez y que las cosas sucedan de manera fugaz. Aunque existen varios tipos de fábulas, como veremos más adelante, suelen seguir la siguiente estructura:

  1. Planteamiento: presentación de los personajes y del escenario.
  2. Problema o conflicto: surge una cuestión o dificultad.
  3. Solución o desenlace: se soluciona dicha cuestión o dificultad.
  4. Moraleja: se extraen conclusiones sobre lo ocurrido.

3. Breve extensión

El desarrollo de la historia se presenta de manera breve. En la fábula, lo más importante no es cómo se desarrollan los acontecimientos ni cómo se resuelve el conflicto, sino las conclusiones que extraemos de la moraleja.

Por ese motivo, la fábula suele tener una extensión muy corta, pudiendo tener desde unos pocos párrafos a páginas, si está en prosa, a unos pocos versos, si se presenta versificada.

En el siguiente ejemplo vemos una fábula muy breve:

Disputaban entre sí el abeto y el espino. Se jactaba el abeto diciendo:

—Soy hermoso, esbelto y alto, y sirvo para construir las naves y los techos de los templos. ¿Cómo tienes la osadía de compararte a mí?

—¡Si recordaras —replicó el espino— las hachas y las sierras que te cortan, preferirías la suerte del espino!

"El abeto y el espino", de Esopo.

4. Contienen una moraleja

Podría decirse que la parte más importante de la fábula es la moraleja: meta y finalidad de la fábula. No importa tanto la historia en sí, sino las conclusiones o enseñanzas que de ella sacamos. Esta moraleja puede ir al inicio de la fábula o al final.

Su carácter didáctico, crítico y moral ha propiciado su uso en las escuelas y es uno de los motivos de su vigencia a lo largo de los siglos.

Veamos algunas moralejas extraídas de fábulas famosas:

  • Pedro y el lobo: mentir hace que alguien pierda credibilidad, aunque luego diga la verdad.
  • La cigarra y la hormiga: se debe ahorrar para el futuro y no permanecer siempre ocioso.
  • La zorra y las uvas: no hay que despreciar algo solo por no poderlo tener.
  • La lechera: a veces se debe ser realista y no ser demasiado ambicioso.

5. Voz de un narrador

Las fábulas, sean en prosa o en verso, cuentan con la voz de un narrador. El narrador lo cuenta todo en tercera persona y sabe todo lo que ocurre en cada momento (lo que se conoce como narrador omniscente). Es el que nos cuenta qué está pasando, el que nos presenta a los personajes y el que nos lleva a la moraleja. En otras palabras: es el que guía al lector a través de la fábula.

6. Personajes arquetípicos

Los personajes son perfectamente reconocibles porque corresponden a una serie de patrones fácilmente identificables. Reconocemos a los personajes por la idea o valores que nos transmiten.

Por ejemplo:

  • El zorro representa la astucia.
  • La hormiga representa el trabajo.
  • El burro representa la idiotez.
  • El león representa el valor.

7. Personajes contrapuestos

Los personajes de las fábulas encarnan una serie de valores, cualidades, virtudes o defectos que contrasta con los de otros. En literatura, una de las maneras más efectivas de presentar valores u opiniones diferentes es mediante personajes contrapuestos. hemos visto que los personajes de las fábulas son arquetípicos,lo que favorece la contraposición de personajes (protagonista y antagonista).

Por ejemplo:

  • La rapidez y la arrogancia de la liebre contrasta con la lentitud y la constancia de la tortuga.
  • La fortaleza y soberbia de la encina contrata con la flexibilidad y humildad de la caña.
  • El trabajo y ahorro de la hormiga contrasta con la holgazanería de la cigarra.

8. Pueden estar escritas en prosa o verso

Ya hemos mencionado que una fábula puede estar escrita en prosa (sin rima) o en verso (con rima). Generalmente, las fábulas en verso tienen una extensión aún más breve que las escritas en prosa. La rima hace que una composición sea fácil de memorizar, por lo que resulta ideal para poder recordar ciertas fábulas y, de este modo, tener siempre presente la moraleja extraída.

9. Presencia de temas universales

La fabula trata sobre temas universales, como pueden ser el trabajo, la valentía, la avaricia, la envidia o el orgullo, por ejemplo. Las fábulas existen en muchas culturas diferentes, pero los temas tratados son válidos de una cultura a otra. Una fábula china o nativoamericana presenta los mismos temas que una fábula de la Grecia Clásica.

10. Carácter atemporal

La presencia de los temas universales vistos en el punto anterior es uno de los motivos por lo que las fábulas resistan el paso del tiempo. Si los temas tratados son universales, podemos decir que también son atemporales.

Otro de los factores que contribuyen a la atemporalidad de la fábula es que no tienen lugar en un determinado tiempo histórico o incluso geográfico. Eso hace que el lector pueda trasladar la historia a cualquier época que desee, como la actual.

11. Son una alegoría

Las historias contadas en las fábulas son representaciones simbólicas del comportamiento humano. Las virtudes y defectos, así como los diferentes modos de proceder de los personajes, son un reflejo de la condición humana. Es decir: las fábulas tratan sobre la manera de ser y comportarse del ser humano.

12. Son críticas

Las fábulas son un medio ideal para criticar tanto a la sociedad como a determinados comportamientos humanos, como el egoísmo, la avaricia, la tozudez o el abuso de poder. Al tratarse de una alegoría y recurrir a personajes no humanos, el autor se aleja de la responsabilidad de criticar abiertamente.

13. Existen diferentes tipos

Podemos encontrar diferentes tipologías, dependiendo de los criterios seleccionados. Entre estos criterios están la influencia de un autor en el género, la naturaleza de los personajes o incluso por el lugar de la moraleja (al principio o al final). Sin centrarnos en una única lista cerrada, recopilaremos algunos de los tipos más habituales:

  • Esópicas: son las que siguen el modelo del autor Esopo, quien dejó una gran huella en la fábula y fue imitado e reinterpretado.
  • Mitológicas: en ellas aparecen dioses de diferentes mitologías que interactúan con otros personajes.
  • De animales: protagonizadas por animales.
  • De plantas: protagonizadas por plantas.
  • Agonales: son en las que aparecen opiniones o pareceres contrapuestos. Al final, una de las posturas prevalece sobre la otra, como en Bóreas y Helios, de Esopo.
  • Etiológicas: son las que explican cosas, como la naturaleza o la creación del mundo.

14. Cuenta con autores de diferentes épocas

Como se trata de un género siempre vigente, es lógico que haya sido tratado por autores de diferentes épocas: desde la antigüedad hasta el momento actual. Veamos algunos de los autores y obras más relevantes:

  • Esopo (ca. 600 a. C. - ca. 564 a. C.): El ciervo y la parra, Los dos perros, El cuervo y la zorra, La tortuga y la liebre.
  • Fedro (ca. 14 a. C - ca. 50 d.C.): La vaca, la cabrita, la oveja y el león, Un pollo a una perla, Las ranas al Sol.
  • Jean de La Fontaine (1621-1695): La encina y la caña, La zorra y la cigüeña, Los zánganos y las abejas.
  • Félix María de Samaniego (1745-1801): Fábula de la lechera, El ciervo y los bueyes.
  • Tomás de Iriarte (1750-1791): El burro flautista, El ratón y el gato, La contienda de los mosquitos.
  • Augusto Monterroso (1921-2003): La oveja negra, El grillo maestro.

15. Carácter popular

Recordemos que se trata de un género antiquísimo y cultivado por diferentes culturas. Algunas fábulas están muy cerca de la mitología, pudiendo incluso derivar de determinados mitos, como asegura Francisco R. Adrados. El mismo autor también indica que "Hay, simplemente, fábulas que han tenido éxito y han producido luego múltiples variantes y derivados".

A esto último ha contribuido la transmisión oral, ya que, al pasar con el tiempo de boca en boca, resulta inevitable que una historia presente variaciones respecto a la historia original.

Vea también:

BIBLIOGRAFÍA

Adrados, Francisco R. (1993). Mito y fábula. Revista Emérita, 61, pp. 1-14.

Almela Boix, M. (2009). Textos literarios modernos. Madrid. Centro de Estudios Ramón Areces.

Cómo citar: Muriel, Tomás (s.f.). "15 características de la fábula". En: Diccionariodedudas.com. Disponible en: https://www.diccionariodedudas.com/caracteristicas-de-la-fabula/ Consultado:
Tomás Muriel
Graduado en Lengua y Literatura Españolas (UNED) y Máster en Formación de Profesores de Español como Segunda Lengua (UNED/Instituto Cervantes). Doctorando en Estudios Lingüísticos y Literarios. Profesor de Español como Lengua Extranjera (ELE), traductor y escritor, actualmente realizando un doctorado en Literatura Medieval.